15 de abril de 2013

De la influencia de tu ego.

Demasiada gente en este ecosistema por el que nos movemos cree ser un líder de masas y apostaria a que le gusta esa sensación. Demasiada gente que crea un mundo paralelo a imagen y semejanza de su ego para disfrute de su persona. Pero la verdad puede arruinarnos el momento.

Tener followers en twitter, visitantes a tu blog o fans de tu página de Facebook significa bien poco. Y a mi modo de ver lo significa por dos motivos: uno porque en muchos casos se trata de la misma gente que te sigue por todos los medios, con lo que el número no deja de ser un espejismo. Y dos, porque en demasiados casos se falsean las cuentas de esos seguidores o fans para sacar un provecho con ello. Fraude, egoismo y asco en Las Vegas o en Pamplona. (Obviando el hecho de que las estadísticas en blogger, por ejemplo, no son del todo exactas)

La influencia que generamos (y hablo en plural por defecto, sin querer compararme obviamente con los que ya llegan a los 1000 seguidores como poco, que yo no tengo) los que por alguna razón nos dedicamos a esto es a lo sumo mínima, sobre todo cuando eres el señor nadie. No nos engañemos, la gente que está presente en Twitter, lee tu blog o mira tu página de Facebook es un % muy pequeño de la gente que vive en este país y de la gente que utiliza internet cada día. Vive con ello, llegas a muy poca gente en términos absolutos. En los relativos puedes dedicarte a una sesión de onanismo si te apetece. Pero aún y así, demasiada gente vive de influir, y demasiadas marcas se gastan buena parte de su presupuesto en hacer que unos pocos influyan a unos más, que no muchísimos. ¿Cómo sale a cuenta? No es que me preocupe lo que hagan las empresas privadas con su dinero, pero es que como fenómeno no acabo de verlo claro, algo me hace levantar algunas suspicacias. Y no es el hecho de que algun@s famos@s se dediquen todo el día a cantar las excelencias de tal o cual marca y lo buenos que son sus productos, que normalmente son una bazofia y no los recomendarías si no te pagasen. Se llega a extremos ridículos, pero el quid es entender cómo sale a cuenta eso.

¿Cómo se valora a quién fichar y a quién no? ¿Por qué cantidades? ¿A cambio de influir a cuatro gatos que se pasan el día mirando tu cuenta de twitter? No me refiero a pequeños establecimientos que invitan a un evento para darse a conocer, hablo de grandes corporaciones o restaurantes estrellados que al parecer necesitan de líderes y gurús para que les hagan una publicidad que no veo por dónde sale a cuenta. Nadie garantiza que la presencia de X te sirva para que España se entere de lo bueno que eres como restaurante. Los que quieren estar informados ya saben lo bueno, o lo malo, que eres. ¿Estamos en un círculo vicioso en el que los viciosos somos cuatro?

Me gustaría tener cifras del impacto que tiene una acción del tipo cena en X con Z e Y. Me da la sensación, seguramente errónea porque de lo contrario no se harían, que el único que gana es el invitado. Pero, ¿quién es este invitado? ¿El o la de los followers sospechosos? ¿El gurú o la lideresa de moda? ¿Necesitaria el Bulli estos invitados? ¿Por qué los necesita ahora Albert Adrià? ¿Le sale a cuenta sabiendo el impacto inmediato que tiene en redes ese tipo de actos? ¿Qué tipo de impacto tienen esos eventos? Me interesa eso.

Asumámoslo rapidamente y de forma poco dolorosa. Lo que escribimos queda escrito pero es poco leido. No existe el consumo masivo de información gastronómica o como le queramos llamar porque no existe ni tan siquiera el consumo masivo de información del tipo que sea. Estamos creando unas castas entre todos que son del todo artificiales (hasta que los números me demuestren lo contrario), favoreciendo la aparición de tipos como yo mismo que puede llegar a pensar que tiene un cierto poder y cree ser un Emperador romano hablando en términos barrocos para darse una importancia más que relativa. Algun@ debe haber ya al que el "poder" se le debe haber subido a la cabeza. Allá él, ella y los que los "contratan".

Yo sigo sin ver el negocio de que alguien hable de ti a un ejército de fantasmas. Al menos hasta que mucha más gente consuma lo que se produce en la red.

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